miércoles, 22 de enero de 2014

NEUROCIENCIA Y EDUCACIÓN



NEUROCIENCIA Y EDUCACIÓN 

“El hombre no es más que una caña, la más débil de la naturaleza, pero una caña pensante. No es preciso que el universo entero se alce para aplastarlo: un vapor, una gota de agua, bastan para matarlo. Pero aún cuando el universo lo aplastara, el hombre sería todavía más noble, porque sabe que muere... el 
universo no sabe nada de eso.” Pascal. 


 Afirma Eric Kandel que la tarea de la Neurociencia es aportar explicaciones de la conducta en términos de actividades del encéfalo, explicar cómo actúan millones de células nerviosas para producir la conducta y cómo estas células están influídas por el medio ambiente. 
Considera que su propósito principal es entender cómo el encéfalo produce la marcada individualidad de la acción humana. De allí que las neurociencias tenga la responsabilidad de servir de enlace entre las ciencias y las letras, entre las ciencias experimentales y las 
humanidades, pues todo surge de nuestro cerebro, y gracias a él percibimos, sentimos, hacemos o creemos. 

 El famoso Oráculo de Delfos tenía grabado en su frente NOSCE TE IPSUM, (conócete a ti mismo), compendio de la sabiduría del pueblo griego, que recoge la neurociencia para tratar de cumplir el sabio proverbio. 

 Hoy la educación reclama un cambio que le permita anticiparse a las necesidades de las nuevas generaciones incorporando los conocimientos que provienen de la neurociencia para 
permitir que una adecuada individualización de las necesidades de los alumnos ayude a desarrollar capacidades y prevenir dolorosas distorsiones de la personalidad. 

 Afirma Tom Peters que “los cambios establecen la volatilidad como norma”. Y este cambio vertiginoso exige que los sistemas educativos evolucionen rápida y permanentemente para 
que, a través de la formación del ser humano, las sociedades encuentren las respuestas a los desafíos que se presentan. La crisis podrá ser enfrentada solamente si se procura una mentalidad 
flexible que reduzca la resistencia al cambio. Estamos preparando seres humanos para el siglo XXI con las estructuras del siglo XIX. En la calle se mezclan las tecnologías como un caleidoscopio de posibilidades: teléfonos móviles, redes inalámbricas, conexión a internet desde cualquier sitio, y en la escuela...cómo nos estamos comunicando? Establecemos redes sociales con personas de todo el planeta, y en las aulas siguen los alumnos ocupando pupitres en prolijas filas frente a una pizarra en la que un atormentado profesor intenta captar su atención con la germinación del guisante! 

Hace unas décadas, los sistemas educativos enseñaban las destrezas que se necesitaban para el trabajo, a lo largo de toda la vida de un individuo. Hoy día miles de personas realizan trabajos que ni siquiera existían cuando nacieron. 
 Es necesario, entonces, lograr la movilización de los sistemas educativos y la sociedad en general, de manera que puedan desarrollar en los individuos las habilidades competitivas 
indispensables que exige el momento actual. 
 Frente a todos los dilemas de la educación, vuelve a ser indispensable el CONÓCETE A TÍ MISMO para poder partir de una base sólida que permita establecer nuevos principios y 
prioridades que se reflejen en acciones concretas y transformaciones profundas del quehacer 
docente. 
 El hombre apareció sobre la tierra hace 150.000 años, y desde entonces no ha habido mutación alguna en su cerebro. Hoy la ciencia nos brinda la posibilidad de comprenderlo, la 
educación debe ser la encargada de humanizarlo. 
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