jueves, 8 de agosto de 2013

LA GLOSOLALIA O EL DON DE LENGUAS



LA GLOSOLALIA O EL DON DE LENGUAS




El don de lenguas se ha registrado, a lo largo de los siglos, en numerosas culturas y situaciones. Pero, ¿cuál es la causa de estos extraños accesos?
Hablar en diferentes lenguas sin causa aparente es una de las técnicas que muchos chamanes y hechiceros de todo el mundo realizan, sobre todo si se trata de la lengua de los fantasmas, antepasados, espíritus, dioses y animales totémicos.



En en sentido más estrico, glosolalia se define como una enfermedad (en griego, glossa, "lengua"; y lalein, "hablar"), que afecta al lenguaje y que consiste que en la invención de palabras adjudicándoles un significado. Esta enfermedad, la glosolalia, es padecida por todo tipo de peronas, sin importar la raza, como es el caso del conocido escritor estadounidense J. D. Salinger.



Este fenómeno, tuvo su época de apogeo tras la Reforma, aunque ni Lutero ni Calvino la incluyeron en sus doctrinas. Al parecer, el hablar en lenguas era frecuentemente una expresión de tensión, como en el caso de las sucesivas controversias entre jesuitas y jansenistas, que duró casi 80 años y provocó casos de glosolalistas entre estos últimos. Coincidiendo con esto, en aquel período ocurrieron extraordinarios incidentes entre los camisards, franceses protestantes que vivían en las montañas de las Cévennes. Cuando su libertad de culto fue revocada en 1685 y se intentó imponerles la fe católica, se sublevaron. Tres mil de ellos resistieron frente a las tropas monárquicas (unos 60.000 hombres), hasta que finalmente sucumbieron en 1705.
La enorme tensión que afectaba a estas comunidades guerrilleras, continuamente acosadas y sujetas a tremendas atrocidades una vez capturadas, dio lugar a sucesos paranormales, incluyendo estallidos de xenolalia. Miles de "pequeños profetas de las Cévennes", niños de 15 meses en adelante, predicaban interminables sermones en un francés excelente, lengua bastante diferente de su propio dialecto holandés.
Algunos camisards emigraron a Inglaterra. Dos generaciones más tarde, Ann Lee, fundadora de la Sociedad Unida de Creyentes en la Segunda Aparición de Cristo, también llamados shakers, hablaba en lenguas. Al ser examinada por cuatro sacerdotes anglicanos, se dirigió a ellos en varias lenguas aparentemente identificables. Estos, acobardados, aconsejaron que se la dejara en paz; pero la persecución la obligó a emigrar a América.



La posición que ocupan los chamanes en sus sociedades corresponde más o menos a la de los sacerdotes y los antiguos santos en el mundo cristiano. Desde finales del siglo I d.C., un cristiano corriente que sufriera este tipo de caso habría sido exorcizado en el mejor de los casos, o incluso ejecutado por traficar con el demonio.
Hay una serie de santos que también fueron glosalistas, como por ejemplo San Pacomio, un abad egipcio que afirmaba que hablaba con los ángeles y escribía en un alfabeto místico que sólo entendían otros glosalistas. La alemana Santa Hildegard (1098-1179) hablaba y escribía con un alfabeto desconocido fundamentado en un lenguaje extraño que tradujo al alemán. Muestras de él se conservaron, publicaron y analizaron, llegándose finalmente a calificar de revoltijo de alemán, latín y hebreo.
En el caso de los espíritus africanos Zar, la víctima de la posesión es siempre una mujer, y el intérprete es también otra mujer. La exorcista se dirige al espíritu Zar en su propio lenguaje esotérico, que no puede ser comprendido sin su intervención. El Zar solicita espléndidas ropas, perfumes y otros artículos de lujo a través de los labios de sus víctimas; por un precio módico, la exorcista interpreta estas peticiones para que el marido sepa de qué se trata. La mujer enferma llegará a reponerse si las demandas del espíritu se cumplen.



En las comunidades de shakers, las danzas rituales, que constituían la principal manifestación de culto, desembocaban a menudo en estallidos de glosolalia. Algo parecido sucedió con los mormones (Iglesia de Jesucristo de los Santos Modernos): su fundador, Joseph Smith (1805-1844), era glosolalista, y en sus artículos de fe afirmaba su creencia "en la interpretación de lenguas". Los mormones modernos consideran el don de lenguas como un fenómeno real, pero de limitado valor espiritual, y es comprensible que la desaprueben.



En Escandinavia, en 1840, se declararon epidemias del llamado "mal del sermón" durante el culto que incluía la glosolalia. En los años 1850 el gran resurgimiento en la Iglesia Ortodoxa rusa en Armenia dio lugar a una expansión del don de lenguas en aquella zona hasta los años 1900. La moda, llevó incluso a un grupo de 40 estudiantes de la escuela de Bethel, en Topeka (Kansas, Estados Unidos) a tomar el bautismo del Espíritu Santo, cuya señal era el don de lenguas. El 31 de diciembre de 1900, un pastor, C. F. Parham, impuso las manos a un estudiante, el cual empezó a emitir un torrente de sílabas ininteligibles. Otros treinta siguieron su ejemplo en días sucesivos. Esto marcó el inicio del moderno Pentecostalismo.



Efectivamente, el hecho de hablar en lenguas tiene un lugar señalado en el culto Pentecostalista, pero igualmente importante es el don de la interpretación de lenguas: un fiel comienza a hablar en un idioma que nadie conoce, e instantáneamente otro fiel se pone a traducirlo, aunque tampoco conozca la lengua. Si bien este fenómeno es poco frecuente, no deja por ello de ser extraordinario. Varios miembros de la Iglesia Pentecostalista de Barcelona afirman haber recibido "el bautismo del Espíritu Santo", y haber hablado en lenguas. Sin embargo, según ellos, éste no es el único don del Espíritu Santo. Apoyándose en las palabras de San Pablo, declaran que "hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo". Los otros dones son la sabiduría, la ciencia, la fe, el don de sanar, la profecía, los milagros y la interpretación de lenguas desconocidas.



Un caso típico fue el de una médium inglesa conocida como Rosemary, que en los años treinta empezó a revelar recuerdos de antiguas encarnaciones, las más importantes de las cuales pertenecía al antiguo Egipto. Un egiptólogo, Howard Hulme, la examinó. Rosemary oyó palabras en lengua egipcia, y más tarde Nona, el espíritu de una egipcia que había conocido en su vida anterior, habló a través de ella. Se hicieron grabaciones de algunas de aquellas sesiones. Una vez, durante casi dos horas, Nona contestó las preguntas que Hulme había preparado: en aquella sesión emitía sonidos que parecían ser aspiraciones guturales, consonantes extrañas y construcciones peculiares de una lengua que murió hace 3.000 años. Desgraciadamente, nadie sabe en la actualidad cómo se pronunciaba la antigua lengua egipcia. Un grupo de expertos, tras haber analizado las frases pronunciadas por Rosemary, emitió un juicio ambiguo.



Uno de los casos más extraños de glosolalia escrita es el sucedido a la médium suiza Hélene Smith. Ella afirmaba que abandonaba su cuerpo y visitaba seres del planeta Marte que le enseñaban la lengua marciana, que ella hablaba y escribía. Además, en algunos de sus trances hablaba en indostaní.
El profesor Theodor Flournoy. de la universidad de Ginebra, examinó el fenómeno. El indostaní resultó ser auténtico, pero el marciano poseía una sintaxis casi totalmente similar al francés materno de Hélene. El profesor definió su indescifrable vocabulario como un producto del subconsciente de la médium, que en aquel caso se revelaba extraordinariamente brillante y creativo. Por otra parte, actualmente se sabe que no hay señales de vida en Marte, y no hay noticias de que nadie hable ningún lenguaje marciano.



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Estudio nº 09
(Publicado el día 19 de Marzo de 2010)

EL DON DE LENGUAS O GLOSOLALIA:
UN HALLAZGO CIENTIFICO FASCINANTE (NOTICIAS DE INTERNET)

Fuente: http://findesemana.libertaddigital.com

 

ESPÍRITU SANTO Y CEREBRO
Se ha descubierto cientificamente,que mientras una persona experimenta la presencia del Espiritu Santo,el cerebro emite al cuerpo esa presencia sobrenatural,y tambien que cuando una persona habla en lenguas,la parte cerebreal de logica y control del habla no tiene actividad en ese momento.
El don de lenguas o glosolalia (de las voces griegas glossa, "lengua", y lalein, "hablar") es en su origen un término religioso que aparece mencionado en el Nuevo Testamento y que hace referencia al don que otorgó el Espíritu Santo a los apóstoles –y éstos a terceros mediante la imposición de manos– para poder hablar fluidamente idiomas extranjeros sin haberlos aprendido, como en Pentecostés.

Los Hechos narran cómo ese día los Apóstoles, reunidos con otras personas en Jerusalén, "quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar otras lenguas"(2,4). Se trata de verdaderos idiomas hablados en determinados países, diferentes de aquellos que habitualmente hablaban los seguidores de Jesús, pues los oyentes les oyen hablar sus propias lenguas y se admiran del hecho de oírlas en labios de galileos (2,8-9)

UN HALLAZGO CIENTIFICO FASCINANTE

¿Tiene alguna base neurológica el don de lenguas? Hoy, la ciencia siquiátrica dispone de herramientas para explorar ese universo de kilo y medio que es nuestro cerebro. Un equipo de investigadores de la University of Pennsylvania School of Medicine se ha servido de la Tomografía Computarizada por Emisión de Fotón Único (Spect) para analizar la actividad cerebral de cinco miembros de una congregación pentescostal capaces de experimentar la glosolalia.


El Spect permite a los científicos detectar con precisión las áreas cerebrales involucradas en una determinada actividad mental de forma incruenta. Al voluntario sólo se le inyecta en vena un fármaco radioactivo, que viaja hasta los sesos y permite detectar las neuronas más activas.


En palabras de los autores del ensayo, los doctores Steve Paulson y Andrew Newberg, la prueba fue un éxito. Su investigación comenzó con la selección de los glosólalos, cinco mujeres de una congregación religiosa conocidas por su capacidad o don para entrar en trance, "conectarse directamente con Dios" y hablar en idiomas "extraños".


"El don de lenguas es un forma de vocalización muy inusual. Parece como si la persona hablara una lengua, pero incompresible. Cuando el glosólalo se somete a un análisis lingüístico se comprueba que el supuesto idioma no se corresponde de forma clara con ninguna estructura lingüística. Lo que sale por sus bocas no se parece nada a una lengua", dice el doctor Newberg, "El fenómeno –añade este investigador– resulta muy interesante porque no vemos actividad en las áreas del cerebro implicadas en el lenguaje. Para una persona que crea firmemente en la glosolalia, la fuente de la vocalización está muy clara". Dualismo descartiano frente al monismo de la Era del Cerebro: ¿los sucesos mentales (psicológicos, espirituales) y los sucesos cerebrales (psicoquímicos) son la misma cosa?


Paulson y Newberg eligieron a cinco mujeres de raza negra y las invitaron a que cantaran gospel y hablaran en las lenguas enigmáticas. Durante cada actividad, las mujeres recibieron una dosis intravenosa de un marcador radioactivo, un chivato que delata las zonas cerebrales con mayor flujo sanguíneo y, por tanto, con mayor actividad neuronal. Los científicos cuentan en el último número de la revista Psychiatry Research: Neuroimaging que la actividad de los lóbulos frontales de las cinco voluntarias sufrió un considerable bajón durante la glosolalia, en comparación con los momentos en que cantaban gospel. Estos lóbulos están estrechamente relacionada con el sentimiento de autocontrol.


Newberg confiesa que el hallazgo es fascinante, pues explica por qué "los sujetos creen realmente que el espíritu de Dios se mueve en sus cuerpos y controla lo que hablan". De hecho, las mujeres no controlan los centros del lenguaje mientras experimentan el don de lenguas. Por otro lado, el Spect reveló un incremento en la región parietal del cerebro, que integra la información sensorial de diferentes partes del cuerpo, nos orienta en el espacio y marca la clara distinción entre lo propio y el mundo exterior. Este aumento de la actividad parietal fortalece la sensación de "contacto" en todo el cuerpo, y explicaría la sensación de estar impregnado por el espíritu, según el psicólogo Michael Persinger, de la Laurentian University.


A raíz de este descubrimiento, algunos expertos se han preguntado, una vez más, si Dios está en la sinapsis, el miniespacio que separa una neurona de otra y el lugar donde ocurre el trasiego de neurotransmisores, los mensajeros de los impulsos eléctricos, la lingua franca de nuestro casquete pensante.


Fuente: http://findesemana.libertaddigital.com


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