''Estuve ocho años peleando por rendir''
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José Viera es un hombre no vidente que luchó ocho años para que le permitieran rendir para ingresar a la carrera Diplomática, y denunció que cuando lo hizo "le pusieron dificultades por su discapacidad", y aseguró a Cadena 3 que escribió un post en su Facebook "para que tenga sentido y se cambie la realidad".
“Es un relato personal, pero quiero que se entienda como reflexión social. En el 2007 le solicité al Ministerio de Relaciones Exteriores la posibilidad de rendir, y al ser ciego necesito ajustes, como la bibliografía digital o alguien que me transcriba porque tenía que ser de puño y letra", sostuvo.
“Después de casi ocho años que se negaron a mi pedido, donde calificaron que la ceguera era una enfermedad, y que una persona enferma no podía representar al país, me autorizaron a rendir, pero con dificultades", agregó.
"Por ejemplo, en un examen de Economía hicieron preguntas relacionadas a gráficos, como el comportamiento de una curva, y al ser ciego no puedo conocer una curva. La reflexión es lo lejos que estamos de lo que decimos y hacemos", destacó.
Los requisitos para la inscripción al concurso de ingreso son: ser argentino, nativo o por opción, tener entre 21 y 35 años, pleno goce y ejercicio de derechos civiles y políticos, contar con título universitario de una carrera de grado con un programa de estudios no menor a cuatro años y poseer un certificado de conocimiento del idioma Inglés.
Pese a contar con todos ellos, aún así estuvo ocho años para poder rendir.
“La ley pone como límite los 35 años. Yo, por tener que pelear el derecho legislado de poder rendir, que me llegó tras ocho años y en desigualdad de condiciones, me quedé sin la posibilidad de competir", se lamentó.
“Lo importante es rescatar la falta de oportunidades. En clave social, los derechos que son violados por poseer una discapacidad son diarios. Poco hacen los que tendrían que hacer por modificar esta situación", subrayó.
"Yo intenté trasladarlo a responsables y dirigentes, y ni siquiera muchos de los que hoy intentan conseguir el apoyo popular para llegar a la administración atienden este tipo de cosas. Hay que mirar lo que dicen los candidatos en relación a la discapacidad", consideró.
Respecto a su futuro, manifestó: “No es una decisión fácil, ante tanta necedad y prejuicio, pero sí tengo claro que siempre estaré dispuesto a dar la vida para pelear por la igualdad de oportunidades".
"A veces se nos va la vida en ésto de tratar que las personas con discapacidad al menos contemos con las mismas oportunidades del resto", agregó.
“No es tarea fácil cuando la sociedad declama igualdad de oportunidades pero los hechos no acompañan las palabras. Seguiré siendo un luchador", remarcó.
El post de José en su Facebook
En el mundo de los 140 caracteres, escribir varias líneas, y que estas sean leídas, resulta casi una utopía.
Sin embargo, pido al lector que mi relato pueda ser leído en clave de lo que nos pasa como sociedad y no exclusivamente como un hecho personal.
Tengo 35 años, y como todo ser humano que busca su realización personal, allá por el año 2008 solicité a la cancillería de nuestro país, pudiera indicarme como rendir su sistema de ingreso a la carrera diplomática. Pues, soy una persona ciega y por ende requiero de ciertos ajustes para acceder a la información y producir exámenes.
La cancillería, recién en el año 2013 se expidió habilitándome a rendir. Vale decir que en los 6 años que se demoraron en darme la autorización, entre otras cosas: fui calificado como incapaz para la función diplomática o simplemente fui invisibilizado debido a tan extenso silencio por parte de las autoridades competentes, viéndome forzado a interponer infinitos pedidos y reclamos con el apoyo de varias organizaciones de derechos humanos que encontraban justo y necesario mi pedido.
Sin embargo, lo mas grave es que, según la ley que rige el ingreso a la carrera diplomática, los aspirantes pueden intentar rendir las veces que lo deseen siempre que sean menores de 35 años a noviembre del año que se presentan para el examen.
Pasando en limpio, los 6 años que el Estado Argentino se demoró en entender que una persona ciega era capaz de rendir el ingreso a la cancillería, fue el tiempo donde perdí el derecho a rendir solo por tener una discapacidad.
Esta violación a mis derechos y desigualdad de oportunidades, puede sonar pequeña y casi pasar desapercibida. Pues, forzosamente deberé de ahora en mas, modificar mis sueños y buscar otros rumbos.
Lo que no puede pasar por alto y lo que a quienes estén leyendo estas líneas no puede resultarle indiferente es, lo irreparable del daño al que muchos de nosotros nos vemos sometidos por personas que aún escudándose en falaces discursos y profundas mentiras, nos quitan uno de los elementos indivisibles del ser humano "que es soñar y decidir autónomamente lo que uno quiere ser y hacer".
En mi caso, ya nunca sabré si pudiera o no ser diplomático y representar a mi país. Pero al igual que yo, hay miles de personas con discapacidad que, día a día, y como consecuencia de nuestros dirigentes, no podrán hacer infinitas cosas como educarse, acceder a una salud digna, a un trabajo decente etc. "solo por tener una discapacidad".
A mi me robaron el sueño de cumplir mi anhelo personal, pero, a tantos como yo cotidianamente nos quitan tantas posibilidades, que llegan así a someternos y reducirnos a ser una minoría social que en lugar de contar con un estado garante, contamos con una horda de políticos impresentables, egoístas, incapaces y prejuiciosos.
Publico estos pensamientos hoy 26 de octubre porque acabo de enterarme que me he quedado sin posibilidades de rendir porque cumplí 35 años y he tenido 6 oportunidades menos para rendir.
Espero que este relato, sirva para que todos y desde cada uno de nuestros lugares, contribuyamos a que esto no suceda mas.
Creanme que lo que pido no es imposible sino, tan práctico como elegir y controlar a nuestros gobernantes responsablemente. Gobernantes que, muchas veces y por sus decisiones hasta nos privan del derecho de ser personas libres e independientes.
Para que todo esto tenga sentido y no sea más que unas líneas que conmuevan o lleguen al corazón, les pido que me ayuden a difundirlo y así poder cambiar una realidad que no solo afecta a las personas con discapacidad, sino, nos hace ser como sociedad, un grupo humano despojado de aquellos valores que contribuyen a un mundo más justo.
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