sábado, 24 de mayo de 2014

Juego, el impuesto voluntario a la pobreza


Juego, el impuesto voluntario a la pobreza

Por Dr. Daniel Cassola
Según un informe publicado por estos días el juego, como actividad económica, registra un crecimiento récord en la historia argentina. En los últimos diez años los casinos, bingos o salones con tragamonedas se incrementaron en un 64 por ciento. Concretamente, desde 2004 a hoy se abrieron 148 nuevas salas de juego en todo el país.
Según las estadísticas oficiales que se desprenden de las loterías provinciales y el cobro de impuestos, el juego mueve una cifra de dinero espeluznante. Se trata de un negocio de 105 mil millones de pesos por año. Según el informe realizado por dos investigadores que publicaron un libro al respecto, la actividad está concentrada en 15 grupos empresarios que se llevan la mayor parte de esta torta.
El que más recauda es el presidido por Cristóbal López, con una facturación que supera los 5000 millones de pesos por año. Si se tratara de cualquier otra actividad sin dudas estaríamos ante una buena noticia. Si bien las salas de juego generan empleos, nos preguntamos: ¿Es positivo que crezcan tanto?
La Organización Mundial de la Salud considera a la ludopatía, o sea la adicción al juego, como una enfermedad desde el año 1992. Actualmente, el negocio más redituable dentro de las salas de juego es el de las tragamonedas. Según la información que proviene desde el Estado hay más de 70 mil máquinas funcionando en todo el país.
Los especialistas en adicciones sostienen que este tipo de dispositivo es particularmente adictivo y potencialmente dañino para la salud mental. Lo que hace tan peligrosas a las tragamonedas es la inmediatez entre la apuesta y el resultado. Esta velocidad de juego favorece el surgimiento de una adicción. Además hay que agregar la sonoridad y el impacto visual de los aparatos. Por último, todas las salas de juego están diseñadas para que quien se encuentre en ellas pierda la noción del tiempo. Son lugares ruidosos, sin ventanas, con luz artificial las 24 horas.
Vayamos ahora a los clientes del juego. En su mayoría se trata de personas a las que no les sobran los recursos. Según un estudio de la Universidad de Pittsburgh, Estados Unidos, el juego provee a los pobres con la ilusión de poder salir rápidamente de la pobreza. Esta suerte de encantamiento es lo que provoca que la gente continúe jugando a pesar de perder constantemente.
Como todos sabemos son muchísimos más los que pierden que los que ganan. Como efecto colateral, el juego puede profundizar la situación de pobreza. Sobre todo si se convierte en una adicción.
Tenemos que ser conscientes que cuando ingresamos a una sala de juego todos somos puntos. Al final del día la banca siempre gana.
................................................................................................................................................................
................................................................................................................................................................
*

lunes, 19 de mayo de 2014

Las neurociencias: claves para entender nuestro cerebro


Las neurociencias: claves para entender nuestro cerebro 


El cerebro humano es la estructura más compleja en el universo. Tanto, que se propone el desafío de entenderse a sí mismo. El cerebro dicta toda nuestra actividad mental –desde procesos inconscientes, como respirar, hasta los pensamientos filosóficos más elaborados– y contiene más neuronas que las estrellas existentes en la galaxia. Por miles de años, la civilización se ha preguntado 
sobre el origen del pensamiento, la conciencia, la interacción social, la creatividad, la percepción, el libre albedrío y la emoción. Hasta hace algunas décadas, estas preguntas eran abordadas únicamente por filósofos, artistas, líderes religiosos y científicos que trabajaban aisladamente; en los últimos años, las neurociencias 
emergieron como una nueva herramienta para intentar entender estos enigmas. 
Las neurociencias estudian la organización y el funcionamiento del sistema nervioso y cómo los diferentes elementos del cerebro interactúan y dan origen a la conducta de los seres humanos. En estas décadas hemos aprendido más sobre el 
funcionamiento del cerebro que en toda la historia de la humanidad. Este abordaje científico es multidisciplinario (incluye a neurólogos, psicólogos, psiquiatras, filósofos, lingüistas, biólogos, ingenieros, físicos y matemáticos, entre otras especialidades) y abarca muchos niveles de estudio, desde lo puramente molecular, 
pasando por el nivel químico y celular (a nivel de las neuronas individuales), el de las redes neuronales, hasta nuestras conductas y su relación con el entorno. 
Es así que las neurociencias estudian los fundamentos de nuestra 
individualidad: las emociones, la conciencia, la toma de decisiones y nuestras acciones sociopsicológicas. Todos estos estudios exceden el interés de los propios neurocientíficos, ya que también captan la atención de diversas disciplinas, de los medios de comunicación y de la sociedad en general. Como todo lo hacemos con el 
cerebro, es lógico que el impacto de las neurociencias se proyecte en múltiples áreas de relevancia social y en dominios tan disímiles. Por ejemplo, la neuroeducación tiene como objetivo el desarrollo de nuevos métodos de enseñanza y aprendizaje, al combinar la pedagogía y los hallazgos en la neurobiología y las 
ciencias cognitivas. Se trata así de la suma de esfuerzos entre científicos y educadores, haciendo hincapié en la importancia de las modificaciones que se producen en el cerebro a edad temprana para el desarrollo de capacidades de aprendizaje y conducta que luego nos caracterizan como adultos. 
Al tratarse de un área fundamental para el conocimiento humano, resulta comprensible y necesario que los procesos de las neurociencias no queden solamente en los laboratorios, sino que sean absorbidos y debatidos por la sociedad en general. Si nos hicieran un trasplante de riñón o de pulmón, seguiríamos siendo 
nosotros mismos. Pero si nos cambiaran el cerebro, nos convertiríamos en personas distintas. 
A pesar de la complejidad, la investigación en neurociencias ha arribado a conocimientos claves sobre el funcionamiento del cerebro. Un ejemplo de estos avances ha sido el descubrimiento de las neuronas espejo, que se cree que son importantes en la imitación, o el hallazgo sobre la cualidad de las neuronas, que 
pueden regenerarse y establecer nuevas conexiones en algunas partes de nuestro cerebro. Distintos estudios han permitido reconocer que la capacidad de percibir las intenciones, los deseos y las creencias de otros es una habilidad que aparece 
alrededor de los cuatro años; también, que el cerebro es un órgano plástico que alcanza su madurez entre la segunda y tercera década de la vida. 
Las neurociencias, a su vez, han realizado aportes considerables para el reconocimiento de las intenciones de los demás y de los distintos componentes de la empatía, de las áreas críticas del lenguaje, de los mecanismos cerebrales de la emoción y de los circuitos neurales involucrados en ver e interpretar el mundo que 
nos rodea. Asimismo, han obtenido avances significativos en el conocimiento del correlato neural de decisiones morales y de las moléculas que consolidan o borran los recuerdos, en la detección temprana de enfermedades psiquiátricas y neurológicas, y en el intento de crear implantes neurales, que, en personas con 
lesiones cerebrales e incomunicadas por años, permitirían leer sus pensamientos para mover un brazo robótico. 
Resulta entendible que, a partir de hallazgos como estos que han visto la luz en las últimas décadas, las neurociencias hayan despertado cierta expectativa de que finalmente entenderemos desde grandes temas, como la conciencia humana o 
las bases moleculares de muchos trastornos mentales, hasta temas cotidianos, como por qué la gente prefiere una gaseosa a otra. Sin embargo, debe llevarse a cabo un intenso debate sobre los hallazgos en el estudio del cerebro, sus limitaciones y las posibles implicancias y aplicaciones de la investigación. 
En primera instancia, es importante que se reflexione respecto de qué preguntas se han de abordar. Es decir, debemos discutir sobre cuáles son las preguntas relevantes y por qué lo son. Por ejemplo, algunos estudios se han enfocado en perfeccionar métodos de neuroimágenes a fin de detectar si una persona está mintiendo. Más allá del debate sobre la metodología de estos estudios, 
quizá, como primer paso, debamos preguntarnos: ¿qué es mentir? En distintos países se intenta utilizar la tecnología en neuroimágenes para determinar la culpabilidad o no de un acusado y, sin embargo, hay aún grandes disquisiciones académico-científicas sobre qué significa ser responsable de las acciones propias. 
Cuando uno sobrevuela de noche una ciudad, puede observar con claridad las luces que se dibujan en ella. Esa visión nos permite percibir la magnitud de la metrópolis, aunque obviamente resulta imposible auscultar las conversaciones, los deseos, las tristezas y las alegrías que suceden siquiera en una de sus esquinas, sus 
casas o sus bares. Cabe entonces preguntarse si, cuando observamos un patrón de activación cerebral específico estamos viendo, por ejemplo, las bases neurales de la mentira o si, por lo contrario, estamos presenciando el modo en que el cerebro se 
activa cuando mentimos. Contrariamente a lo que puede interpretarse, las imágenes cerebrales no nos dicen si una persona está mintiendo o no: más bien, muestran ciertos estados de ánimo, como la ansiedad o el miedo que vienen asociados con la mentira. Esta sutil distinción puede traducirse en destinos muy 
diferentes. Además, estas definiciones se basan en las estadísticas derivadas de los datos obtenidos mediante grupos de personas de tamaño variable, que fueron evaluados en su mayoría en un entorno de laboratorio. Dado el marco artificial, los márgenes de error y otras limitaciones inherentes, pareciera que la detección de 
determinados esta- dos mentales no es tan fácil como se afirma a menudo. De allí que su uso en ámbitos tales como el sistema legal requiera de una reflexión conjunta y consensuada. 
Como describió hace un tiempo un editorial de una revista científica, existe una creencia persistente de que se está alimentando una neuro inspirada industria  del marketing centrada en analizar las percepciones de los consumidores y los gustos y, a partir de eso, una posibilidad de predecir su comportamiento. Empresas de neuromarketing, por ejemplo, prometen la producción de datos científicos irrevocables revelando no lo que dicen las personas sobre los productos, sino lo que realmente piensan. 
Otro debate interesante es aquel que se propone acerca del uso de drogas que aumentan la capacidad cognitiva en personas sanas. La neuroética consiste en la reflexión sistemática y crítica sobre cuestiones fundamentales que plantean los avances científicos del estudio del cerebro. Se ocupa no solo de la discusión práctica 
sobre cómo hacer investigaciones en esta área de manera ética sino que se interroga también sobre las implicancias filosóficas, sociales y legales del conocimiento del cerebro. 
El estudio neurocientífico resulta apasionante, innovador y, más allá de sus alcances, ha logrado progresos que han sido claves para comprender mejor diversos mecanismos mentales críticos en el funcionamiento cerebral. Además, los descubrimientos en este campo han permitido una mejor calidad de vida para 
millones de personas con condiciones psicológicas, neurológicas y psiquiátricas. 
El desafío científico es inmenso, ya que se plantea muchas de las preguntas que desde siempre la civilización se ha formulado, como el origen del pensamiento, qué es la conciencia o si tenemos libre albedrío. Aunque aprendimos mucho de procesos cerebrales específicos, todavía no hay una teoría del cerebro que explique 
su funcionamiento general e incluso, quizá, no la tengamos nunca –un reconocido neurocientífico decía que abordar la pregunta sobre cómo funciona nuestro cerebro es como intentar saltar tirándose de los cordones–. Sin embargo, el actual marco intelectual y metodológico es muy promisorio. Es fundamental que exista un diálogo entre las neurociencias y los diferentes dominios de la sociedad. 
Resulta necesario y estimulante que distintas disciplinas y escuelas discutan cómo se plantea científica, intelectual y etodológicamente uno de los desafíos más fascinantes de nuestra época: pensar nuestro cerebro. Este libro tiene como objetivo realizar un aporte para esto. 

(Fragmento de Usar el cerebro. Conocer nuestra mente para vivir mejor, de Facundo Manes y Mateo Niro. Buenos Aires, Planeta/Del zorzal, 2014) 


*


La hipnosis se desliza entre la ciencia y la ficción


La hipnosis se desliza entre la ciencia y la ficción
POR FACUNDO MANES PRESIDENTE FUNDACION INECO PARA LA INVESTIGACION EN NEUROCIENCIAS Y RECTOR DE LA UNIVERSIDAD FAVALORO.
Columna en Diario Clarin
La traducción que hizo Julio Cortázar del célebre cuento “La verdad sobre el caso del señor Valdemar” de Edgar Allan Poe dice: “Durante los últimos años el estudio del hipnotismo había atraído repetidamente mi atención.” ¿De qué estudios habla? ¿Se trata de mera ficción? ¿Existe alguna formulación científica de lo que se halló de manera profusa en el arte?
Hipnosis y neurociencias parecen muy alejados, pero son más cercanos de lo que se piensa. Se ha intentado la hipnosis como tratamiento para diversas afecciones.
Dichas experiencias fueron fundamentales para que algunos sectores de la comunidad científica persistieran en su interés en la hipnosis pese al escepticismo de sus colegas. Así, ellos reconocieron el potencial intrínseco de la hipnosis para entender procesos de la conciencia, cognitivos y de mecanismos subyacentes a condiciones médicas.
Pero, ¿qué es la hipnosis?
La División de Hipnosis de la Asociación Americana de Psicología (APA) la define como un procedimiento a través del cual el profesional de la salud o el investigador (es decir, un profesional idóneo) sugieren al paciente o sujeto experimental cambios en sus sensaciones, percepciones, pensamientos o conductas.
Estos cambios suelen establecerse bajo técnicas de inducción, generalmente orientadas a la relajación, la tranquilidad y el bienestar.
Existen varios conceptos erróneos comunes acerca de la hipnosis, pero tres de ellos son particularmente importantes.
1. “La relajación no es un componente esencial del trance hipnótico”: si bien es cierto que hay procedimientos de inducción hipnótica eficaces que hacen hincapié en los niveles normales o incluso el aumento de la excitación física y mental, la mayoría de las rutinas de inducción hipnótica implican técnicas de “relajación”.
2. “Muchos de los efectos producidos por sugerencias dadas bajo inducción hipnótica se pueden generar también sin tal inducción”: diversos estudios han demostrado que la capacidad de un individuo para responder a las mismas sugerencias con y sin un modo de inducción hipnótica está altamente correlacionada y que la diferencia en la efectividad entre las dos condiciones es significativamente diferente.
3. “La hipnosis es una forma de sueño”: para desmitificar este punto, se realizaron estudios de imágenes cerebrales que muestran que los individuos bajo un trance hipnótico presentan frecuencias rápidas en el electroencefalograma y una conectividad funcional global, lo que sugiere que la inducción hipnótica involucra varios procesos cognitivos relacionados que no son equiparables a los que se registran durante el sueño.
Las investigaciones en neurociencias han demostrado que la inducción de la hipnosis se asocia con una actividad reducida en las partes anteriores de la red de reposo (el sistema neuronal que actúa por defecto) y con un aumento de la actividad en los sistemas de atención prefrontales. En consonancia con estos cambios, los participantes de dichas investigaciones no sólo reportaron estar más relajados durante la hipnosis, sino también más atentos, menos distraídos por estímulos externos y menos propensos a involucrarse en el pensamiento analítico.
Así, los estudios de neuroimagen apoyan la hipótesis de que lasinducciones hipnóticas producen cambios en la actividad cerebral, aunque queda aún el interrogante de si estos cambios están causalmente relacionados con el aumento de la capacidad de respuesta a las sugerencias después de un procedimiento de inducción hipnótica en comparación con su capacidad de respuesta a las mismas sugerencias sin un procedimiento de inducción. Claro que, por sus misterios, la hipnosis seguramente seguirá siendo un tópico de la literatura y el cine. Pero también resulta cierto que esta evidencia permitió un cambio en el escepticismo científico que existía sobre ésta, al arribar a la conclusión de que la hipnosis no es puro cuento.
*

martes, 6 de mayo de 2014

MEDICINA BIOLOGICA-DRA BEATRIZ RAUBER

MEDICINA BIOLÓGICA-DRA BEATRIZ RAUBER




Pueden ver el vídeo de la Doctora desde aquí:


Esta es mi página donde encontraran toda mi información. Gracias 

www.ozonomejorvida.com


*



Testimonio del Sr. Emilio Vercellino sobre la Medicina Biológica de la Dra. beatriz Rauber

pueden ver el vídeo desde aquí:


Emilio Vercellino.Músico en actividad y Docente ,relata las dificultades de salud que debió atravesar,y de como despues de tres operaciones de Columna Cervical por Compresion medular y dos ingresos a sala de terapia Intensiva, llegó a conectarse con la Medicina Biológica- Holística, logró superar intensas dolencias y una severa situacion de discapacidad,volviendo a tener una calidad de vida superior ,con técnicas médicas no invasivas mas la ayuda de una alimentación adecuada y el aprendizaje de disciplinas espirituales tales como el Yoga y el Reiki y un cambio de hábitos y emociones en general-

*


domingo, 4 de mayo de 2014